En el día de ayer 16 de octubre, Sevilla volvió multitudinariamente a las calles de la ciudad para su cita con el Señor del Gran Poder que emprendía su camino para la Santa Misión.


A las nueve de la mañana sonaban las campanas de la Plaza San Lorenzo, donde todo el mundo guardo el silencio al sonido de la primera campanada, Sevilla supo esperar al Señor al igual que supo guardar el silencio en aquel momento. Avanzaba por la plaza hasta donde los primeros rayos de la mañana supieron buscar su cara y seguirla hasta bien parte de todo el recorrido. 

Gran afluencia de publico había en la Plaza de la Campana donde el señor hacia ya dos años que no pasaba. Seguía su paso por la calle imagen donde se veía un ambiente de domingo de ramos, en las miradas de la gente se reflejaba la falta que hacía el señor en la calle. 


Uno de los momentos más esperados en el día de hoy era la visita del Señor del Gran Poder al Santuario del Señor de la Salud, lugar donde hace cuatrocientos años fue bendecida la imagen. La plaza estaba abarrotada de gente. En el dintel de la puerta del Santuario esperaba la representación de la Hermandad de Los Gitanos, que acompañaron hasta el interior. 


Por su camino hacia los tres barrios,  en el barrio de la calza había una gran expectación y una afluencia numerosa de gente por todo Luis Montoto. En las Hermanitas de la Caridad todos sus residentes lo esperaban con jubilo y emoción, la cual se veía a través de los ojos vidriosos de los ancianos. 


Durante todo el recorrido al Señor no le faltaron saetas a su paso por las calles, como si no hubiera pasado dos años sin que el Señor del Gran Poder saliera al encuentro de la ciudad sevillana. Mas bien parecía que el tiempo se había parado en él, como si de un abrir y cerrar de ojos se tratara, ahí seguía el con su cruz cargada al hombro. 


A su llegada a los tres barrios, los vecinos tenían sus calles con sus mejores galas para darle la bienvenida, se escuchaba que esta semana que estaba en los pajaritos, lo iban a cuidar de la mejor manera que ellos sabían. Una vecina devota decía que si ella iba todos los viernes a la basílica, como no iba a ir a verlo todos los días que el señor estuviera en su barrio.


El Señor del Gran Poder paró el tiempo y parecía que era como la primera vez añeja, ha querido quedarse allí para seguir la misión de no abandonar a todos los vecinos de los tres barrios. 


Fotografía: Macarena Bejarano Vidal / @macarenaa002

El Señor del Gran Poder paró el tiempo



En el día de ayer 16 de octubre, Sevilla volvió multitudinariamente a las calles de la ciudad para su cita con el Señor del Gran Poder que emprendía su camino para la Santa Misión.


A las nueve de la mañana sonaban las campanas de la Plaza San Lorenzo, donde todo el mundo guardo el silencio al sonido de la primera campanada, Sevilla supo esperar al Señor al igual que supo guardar el silencio en aquel momento. Avanzaba por la plaza hasta donde los primeros rayos de la mañana supieron buscar su cara y seguirla hasta bien parte de todo el recorrido. 

Gran afluencia de publico había en la Plaza de la Campana donde el señor hacia ya dos años que no pasaba. Seguía su paso por la calle imagen donde se veía un ambiente de domingo de ramos, en las miradas de la gente se reflejaba la falta que hacía el señor en la calle. 


Uno de los momentos más esperados en el día de hoy era la visita del Señor del Gran Poder al Santuario del Señor de la Salud, lugar donde hace cuatrocientos años fue bendecida la imagen. La plaza estaba abarrotada de gente. En el dintel de la puerta del Santuario esperaba la representación de la Hermandad de Los Gitanos, que acompañaron hasta el interior. 


Por su camino hacia los tres barrios,  en el barrio de la calza había una gran expectación y una afluencia numerosa de gente por todo Luis Montoto. En las Hermanitas de la Caridad todos sus residentes lo esperaban con jubilo y emoción, la cual se veía a través de los ojos vidriosos de los ancianos. 


Durante todo el recorrido al Señor no le faltaron saetas a su paso por las calles, como si no hubiera pasado dos años sin que el Señor del Gran Poder saliera al encuentro de la ciudad sevillana. Mas bien parecía que el tiempo se había parado en él, como si de un abrir y cerrar de ojos se tratara, ahí seguía el con su cruz cargada al hombro. 


A su llegada a los tres barrios, los vecinos tenían sus calles con sus mejores galas para darle la bienvenida, se escuchaba que esta semana que estaba en los pajaritos, lo iban a cuidar de la mejor manera que ellos sabían. Una vecina devota decía que si ella iba todos los viernes a la basílica, como no iba a ir a verlo todos los días que el señor estuviera en su barrio.


El Señor del Gran Poder paró el tiempo y parecía que era como la primera vez añeja, ha querido quedarse allí para seguir la misión de no abandonar a todos los vecinos de los tres barrios. 


Fotografía: Macarena Bejarano Vidal / @macarenaa002